miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un espantoso esqueleto

Los chicos van al laboratorio de la escuela ubicado en el sótano. Allí descubren que el esqueleto se mueve solo; era un esqueleto encorvado, que cuando se movía sus huesos rechinaban. A pesar de su aspecto tembloroso, su mandíbula dibujaba una sonrisa. Los chicos descubren que el esqueleto pertenecía a un viejo vagabundo del lugar que tenía por costumbre asustar a los chicos cuando iban al laboratorio con macabras carcajada. Pero un día los chicos se asustaron tanto que trabaron la puerta del sótano, que nunca más se pudo abrir la puerta. El anciano, olvidado, convirtiéndose así en un espantoso esqueleto.

Cuento escrito por Abril Balmaceda

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